La UPV lidera un estudio internacional para garantizar una IA «segura y ética» en el ámbito sanitario
El trabajo propone 14 requisitos de diseño de software para minimizar los riesgos que las soluciones clínicas basadas en esta tecnología.
La IA cognitiva tiene la capacidad de razonar, aprender, resolver problemas y procesar datos a una mayor velocidad; adaptándose a los cambios.
La inteligencia artificial (IA) cognitiva se posiciona como una herramienta clave en la neurotecnología, capaz de razonar, aprender y adaptarse, facilitando el desarrollo de interfaces cerebro-computadora. Estas tecnologías permiten procesar señales cerebrales para ayudar en la rehabilitación motriz, el control de enfermedades como Parkinson o epilepsia, y la recuperación de la comunicación en pacientes con déficits neurológicos. Destacan los avances en chips cerebrales, como los de Neuralink y Synchron (con NVIDIA), que ofrecen opciones menos invasivas y más seguras. El futuro apunta a mejorar la autonomía de personas con problemas neurológicos y redefine la relación entre medicina y tecnología.